Y todo apunta que Nerón fue la Bestia por antonomasia, según lo vieron los cristianos del siglo I. En efecto, fue dicho emperador quien desató la primera y más despiadada persecución contra los cristianos de Roma (año 64 y siguientes), y entre cuyas víctimas se encontraron los apóstoles Pedro y Pablo. La crueldad demostrada por Nerón durante esta persecución fue espeluznante, tal como lo relata el historiador Tácito en sus Annales: forraba a sus víctimas con pieles de animales y los entregaba para ser devoraba por las fieras; a otros los amarraba a postes, los cubría de pez (sustancia parecida a la brea) y los prendía fuego para que sirvieran de antorchas durante la noche. Se ha querido ver también una identificación indirecta de Nerón con el Anticristo (es decir aquel personaje que se opone a Cristo y los cristianos) en algunas epístolas del NT, como en una de Pablo, cuando éste menciona que "ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio." (2 Tesalonicenses 2:7). Aunque Pablo no usa la palabra Anticristo, es indudable que se refiera al mismo ser que es mencionado también en las epístolas de Juan (1 Jn. 2.18, 22; 4.3, 2 Jn. 7). Se ha discutido si realmente esa 2° epístola a los Ts. es de la autoría de Pablo o si lo escribió un discípulo suyo después de su muerte; aceptándose la autoría paulina, debió ser escrita poco después del año 50 ó 51. Nerón subió al poder en el año 54, cuando aun era adolescente, merced a las intrigas de su madre Agripina la menor, quien hizo envenenar a su esposo, el emperador Claudio. Nerón tuvo que librarse de la tutela materna y de sus preceptores Burro y Séneca, antes de tomar en sus manos omnímodamente las riendas del poder, en el año 62. Se puede decir que fue en ese año, con la muerte misteriosa de Burro y el alejamiento de Séneca, cuando la Bestia se libró de sus últimas ataduras. Poco después ocurría el incendio de Roma, hecho del que se acusó a los cristianos, lo que motivó la persecución (año 64). ¿Acaso Pablo profetizó esa persecución, cuando dijo, muchos años antes, que se hallaba ya en marcha el "misterio de la iniquidad" o el "plan secreto de la maldad"? Lo cierto es que ese versículo del 2 Ts. ha tenido, desde entonces, las más variadas interpretaciones.
El problema de la fecha de redacción del Apocalipsis.
Ahora bien ¿esto quiere decir que el Apocalipsis fue escrito antes o durante el reinado de Nerón (años 54 al 68)? Pues no: la mayoría de especialistas concuerdan en que fue escrito hacia fines del siglo I (reinado del emperador Domiciano, que finalizó en el año 96), ratificando así lo que ya había sido categóricamente afirmado por varios autores cristianos antiguos, como Ireneo y Eusebio de Cesárea. Por tradición se atribuye su autoría al apóstol Juan, quien tuvo esta revelación durante su presidio en la isla de Patmos, adonde fuera confinado durante la persecución anticristiana desatada por Domiciano. Aunque una posición minoritaria sostiene que fue escrito poco tiempo después de la muerte de Nerón (año 69 o comienzos de los años 70).
La pregunta inevitable sería ¿por qué el autor del Apocalipsis vaticina a la Bestia, como alguien que aún no aparecía y lo identifica con Nerón, si en realidad este emperador había ya muerto al momento de escribirse dicho libro? La verdadera Bestia debió ser el emperador Domiciano, en cualquiera de los dos hipótesis, tanto la que afirma que la profecía fue escrita después de haberse cumplida, hacia los años 90 (como es por lo general la posición de los especialistas, por lo general escépticos en esta cuestión de profetizar el futuro) o la otra que dice que fue escrita en los años inmediatamente siguientes a la muerte de Nerón (después del 69), mucho antes de su cumplimiento.
Pero en cualquiera de los dos casos ¿qué tiene que ver Nerón? ¿Por qué mencionar su nombre en clave numérica, si ya para ese momento dicho emperador ya había pasado a mejor vida?
Nerón, el prototipo de la maldad humana jamás vista.
Para dar alguna luz a este intrincado problema, empecemos leyendo Ap. 17.9-11:
"Esto, para la mente que tenga sabiduría: las siete cabezas son siete montes sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es y el otro aún no ha venido, y cuando venga deberá durar breve tiempo. La bestia que era y no es, es también el octavo, y es uno de los siete y va a la perdición". Versión Reina-Valera-95
A partir de ahora desarrollaré la hipótesis según la cual el Apocalipsis fue escrito poco después de la muerte de Nerón, o sea por el año 69 o años inmediatos. Yendo al pasaje citado, los siete montes se identifican claramente con Roma y los siete reyes vendrían a ser los emperadores romanos: los cinco que "han caído" serían Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Esto sería indicio de que el libro se escribió poco después del reinado de Nerón, aunque no se podría identificar con precisión el emperador al que se refiere como "uno es" (o sea el que gobierna en ese momento). Sabemos por historia que tras la muerte de Nerón el imperio cayó en anarquía y los generales romanos se disputaron el trono: el año siguiente (68-69) es conocido como el año de los 4 emperadores, pues pasaron por el poder Galba, Otón y Vitelio, hasta que en el 69 Vespasiano se hizo del poder y fundó una nueva dinastía, la flaviana. Si se prescinde de los gobiernos efímeros del año 69 y se tiene en cuenta solo a Vespasiano, este sería el sexto emperador en cuyo tiempo se escribió el Apocalipsis. Vespasiano reinó entre los años 69 al 79 y le sucedieron sucesivamente sus hijos Tito (79-81) y Domiciano (81-96)
Continuando con el pasaje misterioso de Ap. 17.9-11, se habla de un sétimo rey o emperador que "aun no ha venido" y cuyo reinado durará poco, el cual sería Tito, que solo reinó dos años, pero lo más inquietante viene a continuación cuando menciona a un octavo rey que en realidad sería uno de los 7 anteriores: "La bestia que era y no es, es también el octavo, y es uno de los siete y va a la perdición". ¿El autor del Apocalipsis vaticinaba acaso que uno de los emperadores anteriores (supuestamente ya muertos), volvería otra vez a la tierra a recuperar el poder? Curiosamente, uno de las leyendas que tuvo mucha difusión por aquellos años era que Nerón no había muerto sino que había escapado de Roma y se hallaba refugiado en algún lugar oculto de Oriente, esperando el momento oportuno para volver al poder. Algunos incluso se hicieron pasar por Nerón. ¿El autor del Apocalipsis se hacía eco de esta leyenda popular?
¿O es que en realidad era solo un simbolismo para decir que aquel octavo emperador que vendría sería igual de cruel y sanguinario con los cristianos como lo había sido Nerón? Coincidentemente, esta última suposición encaja perfectamente con Domiciano, el hermano y sucesor de Tito, el cual vendría a ser el octavo emperador, de acuerdo a nuestra interpretación particular que estamos dando a ese pasaje de Apocalipsis. En efecto, Domiciano fue un tirano que por su conducta hacía recordar a Nerón (incluso se le apodó el "Nerón calvo", aludiendo a su acentuada calvicie); entre otros hechos se recuerda por ejemplo que exigió a todos sus súbditos que se le llamase dominus et deus, señor y dios. Igualmente persiguió a los cristianos ya no solo en Roma, sino en todo el Imperio. Algo que ni el mismo Nerón se había atrevido hacer (aunque a decir de Orosio, hubo mártires de la persecución neroniana en España). Al igual que Nerón se hizo también odioso a los nobles romanos y oficiales del ejército, y al final sucumbió víctima de una conspiración palaciega. Su reinado duró 15 años, coincidentemente casi el mismo tiempo del reinado de Nerón.
Sin embargo, la hipótesis de que el Apocalipsis fue escrito por los años 69-70, se enfrenta a una serie de dificultades que más adelante trataré. También ocurre lo mismo con la identificación del 666 ó el 616 con Nerón. De todos modos, de ser correcta la identificación del número de la Bestia con la figura de dicho emperador, como la mayoría de especialistas lo sostienen, resulta evidente que Nerón había marcado tan fuertemente en la memoria de los cristianos, quienes aun después de su muerte lo mencionaban como el prototipo de la maldad humana nunca antes vista. Los lectores de esa época del Apocalipsis sin duda entendían muy bien el significado del lenguaje figurado del autor.
El Mito del Nerón "redivivo"
No solo entre los cristianos, sino también entre el pueblo romano el recuerdo de aquel emperador tan pródigo con la clase baja o lumpen, a quien dio pan y juegos de circo a manos llenas, quedó perennizado durante muchas generaciones en forma de un mito, el del "Nerón redivivo". Y como era de esperarse tal creencia no dejó de ser usada políticamente. Los historiadores romanos cuentan que en años posteriores a su muerte hasta tres aventureros se hicieron pasar por Nerón:
- En marzo del año 69 apareció un "falso Nerón" causando agitación en Acaya (Grecia). Fisicamente se parecía Nerón; incluso cantaba y tocaba la lira como éste. Algunos desertores del ejército romano lo siguieron para apoyarle. Al final terminó por ser asesinado por marineros al servicio del Imperio.
- El segundo "falso Nerón" apareció en Asia entre los años 79 al 81. Su verdadero nombre era Terencio Maximo. Tomando la identidad de Nerón, decía que había escapado de los soldados enviados a ejecutarlo, que había vivido escondido desde entonces y decía que los partos lo recibirían con los brazos abiertos por haber sido él quien les devolvió la Armenia. Se trasladó hacia el oriente, ganando adherentes, pero fue descubierto y muerto.
- El tercer "falso Nerón" se presentó en Partia alrededor del año 88. Casi nada se sabe acerca de él sino solo lo que cuenta el historiador Suetonio, quien aseguró que muchos partos lo honraron, y que a duras penas el gobierno romano logró que lo entregaran. El mito neroniano continuó vivo aun siglos después. San Agustín, en su célebre "Ciudad de Dios", escrita entre los años 413 y 426, comentaba que en su época había personas que creían que Nerón "no fue asesinado sino escondido para que lo tuviesen por muerto, pero que aún vive oculto, con el mismo vigor que tenía en el tiempo cuando supuestamente fue muerto, `a fin de que a su debido tiempo se manifieste', y sea restaurado en su trono. En lo que a mi me concierne, estoy muy maravillado de la gran credulidad de quienes aventuran tales conjeturas" (De Civitate Dei 20. 19. 3).
Incluso de entre la gran mayoría para quienes Nerón si había muerto, no faltaron quienes decían ver el espíritu del difunto vagando por los alrededores del lugar donde se creía había sido sepultado. Su tumba pasó a ser el centro de reuniones de hechiceros y brujas de toda la ciudad, quienes buscaban inspiración a sus conjuros a través del espíritu de Nerón. Se dice que incluso nació un nogal encima del aquel lugar y en él encontraban refugio todo tipo de espíritus y demonios, según la creencia popular. Este culto aquelárrico no sería desterrado sino unos mil años después, cuando el papa Pascual II ordenó desenterrar los restos que supuestamente eran del emperador, los cuales fueron arrojados al Tíber tras un ritual de exorcismo. Pero ni aun así el espectro del emperador dejó de atormentar a los mortales, según algunos habitantes de Roma contaron después.
El Apocalipsis debió ser escrito en tiempos del emperador Domiciano.
Titus Flavius Domitianus. Museo Arqueológico, Sevilla
Como ya quedó dicho, la teoría de que el Libro de Apocalipsis fue escrito poco después de la muerte de Nerón (años 69 al 70), no goza de acogida entre los especialistas. Por tradición se considera que fue escrito por el apóstol Juan durante su presidio en la isla de Patmos, durante la persecución desatada por el emperador Domiciano, hacia el año 90 d. de C. La mayoría de eruditos están de acuerdo con dicha fecha, pero no así en atribuírsele su autoría al apóstol Juan, quien para entonces debería estar ya en avanzada edad, por lo menos bordeando los 90 años. Dichos especialistas no creen posible que el autor del Apocalipsis sea el mismo autor del Evangelio de Juan, debido a los distintos estilos, ya que en muchos aspectos el uso del griego (idioma en que originalmente fueron escritos dichos libros) resulta ser radicalmente distinto al compararse ambas obras. Se ha dicho incluso que el autor del Apocalipsis utiliza un tipo de griego diferente del que jamás hombre alguno haya usado. Pero resulta también que muchos eruditos tampoco creen que el apóstol Juan sea el autor del Evangelio de su nombre, de modo que no se podría entonces hacer comparaciones pues no se tiene como referente una obra a la que se pueda considerar genuinamente joanina. En todo caso, la tradición cristiana siempre ha considerado los cinco escritos joaninos del NT (aparte del Evangelio y el Apocalipsis, las tres epístolas de Juan) como obras de un mismo autor que sería el mismo discípulo "amado de Cristo".
Ahora bien, si bien el libro del Apocalipsis no menciona fecha de su redacción ni alude a acontecimientos históricos específicos, nos da en cambio ciertas indicaciones de tipo general que nos permite suponer que fue escrito en un período muy posterior al de Nerón. Por ejemplo, en una de las cartas a las siete iglesias de Asia habla de ciertos grupos de cristianos cuya espiritualidad iba declinando. Bajo el reinado de Nerón, la Iglesia era todavía muy joven y vigorosa, como que en el corazón del imperio formaba ya una comunidad llena de energías y en plena expansión. Treinta años después, bajo Domiciano, es mucho más posible que estuviera evolucionando y comenzando a decaer, más que nada por el surgimiento de apóstatas o herejes. De modo que, de acuerdo a la información que poseemos, es más conveniente fijar la redacción del libro del Apocalipsis durante el reinado de Domiciano (hacia el 90), y no bajo Nerón o unos años después de la muerte de este emperador (68). Domiciano sería en realidad la "Bestia del Apocalipsis", aunque no se le mencione ni se le aluda directamente. Solo en una clave numérica equiparándole con el ya difunto Nerón, con quien, asombrosamente, tuvo muchas coincidencias, como ya quedó explicado anteriormente.
La persecución de Domiciano contra los cristianos.
¿Por qué desató Domiciano la persecución contra los cristianos? Sin duda debido a la negativa de estos de adorarlo como Dominus et Deus, "señor y dios". Es probable también que originalmente la persecución estuviera dirigida contra los judíos: al no existir ya el Templo de Jerusalén (destruido en el año 70), Domiciano había decidido que todos los judíos debían enviar a las arcas imperiales la ofrenda anual que antes mandaban para el templo de Jerusalén. Cuando algunos judíos se negaron a hacerlo o mandaron el dinero al mismo tiempo que protestaban que Roma no había ocupado el lugar de Jerusalén, Domiciano empezó a perseguirles y a exigir el pago de la ofrenda. Puesto que todavía no estaba del todo claro en qué consistía la relación del judaísmo con el cristianismo, los funcionarios imperiales empezaron a presionar a todos los que practicaban "costumbres judías". Así se desató una nueva persecución que involucró a judíos y cristianos, por igual.
La tradición cristiana testimonia la persecución de los cristianos bajo el reinado de Domiciano, la segunda que se realizó, habiendo sido la primera la de Nerón. Eusebio de Cesarea, en su "Historia Eclesiástica" dice: "(Domiciano) fue el segundo que instigó la persecución contra nosotros, aunque su padre, Vespasiano, no había concebido nada insólito contra nosotros". (Libro III, cap. XVII). El historiador de la Iglesia cuenta también que por ese tiempo el apóstol Juan fue confinado en la isla de Patmos, en la costa del Asia Menor, donde escribió la Revelación o el Apocalipsis como un mensaje a sus hermanos sufrientes. Eusebio relata también (basándose en Hegesipo), como Domiciano ordenó aniquilar a la familia del rey David, o sea a quienes podían reclamar ser de la realeza judía, y que, aprovechando esta situación, unos herejes acusaron a unos nietos de Judas (hermano carnal de Jesús), como descendientes de David y emparentados con el mismo Cristo. Domiciano llamó a su presencia a tales parientes de Cristo y los interrogó severamente. Aquellos hombres confesaron ser descendientes de David y de estar emparentados con el Cristo de los cristianos, pero que no poseían mayor fortuna y que vivían de su trabajo, y para demostrarlo enseñaron sus manos llenas de callos. Interrogados luego sobre Cristo y su reino, y cuando aparecería, algo que a Domiciano sin duda le inquietaba, explicaron que no se trataba de un reino de este mundo, sino de un reino celestial, y que debía tener lugar en el fin de los tiempos. Terminado el interrogatorio, Domiciano los dejó ir, pues los menospreció como gente vulgar y supersticiosa, y decidió abruptamente poner fin a la persecución contra los cristianos, permitiendo incluso volver a los desterrados (Libro III, cap. XX).
Otros escritores cristianos afirman también que durante esta persecución muchos sufrieron el martirio, y una carta escrita por el obispo de Roma Clemente a la iglesia de Corinto poco después de la persecución se refiere a "los males y pruebas inesperados y seguidos que han venido sobre nosotros" (Primera Epístola de San Clemente a los corintios). ¿Qué nos dicen las fuentes paganas sobre aquella persecución desatada por Domiciano? Es muy importante tenerlas en cuenta pues actualmente algunos fanáticos anticristianos, en su enfermiza odiosidad han llegado al extremo de negar las persecuciones, tan igual como hoy algunos neonazis hacen lo mismo con el holocausto. Si bien no abundan en mayor información, si hay datos muy importantes. El historiador griego Dión Casio, en el libro 67 de su Historia Romana afirma que bajo Domiciano fueron acusados y condenados "por ateísmo" (ateótes) el cónsul Flavio Clemente (primo hermano del emperador) y su mujer Domitila, y con ellos muchos otros que habían adoptado "costumbres judías". Puesto que los cristianos adoraban a un Dios invisible y se negaban a rendir culto a los dioses paganos y a la divinidad del emperador, por lo general los paganos les acusaban de ser ateos. Por tanto, es harto probable que Flavio Clemente y su esposa hayan muerto por ser cristianos. Así también lo consigna Eusebio de Cesárea en su obra histórica (Libro III, Cap.18 ). Aunque es improbable que este Flavio Clemente sea el mismo Clemente de Roma, el obispo de Roma en ese entonces (el cuarto papa), aunque podrían haber sido parientes. Suetonio en su "Vida de los Césares" (Domitianus, xv), dice también que Domiciano castigó con la muerte a Flavio Clemente, solo basado en una "ligerísima sospecha".
Álvaro S. Chiara G.